JOSÉ DE LA COLINA Y SU OFICIO DE FANTASMAS

23/05/2014 - 12:00 am
"Villaurrutia se pondría de pie para abrazarlo", dijo la escritora Myriam Moscona. Foto: Antonio Cruz, SinEmbargo
«Villaurrutia se pondría de pie para abrazarlo», dijo la escritora Myriam Moscona. Foto: Antonio Cruz, SinEmbargo

Ciudad de México, 23 de mayo (SinEmbargo).- Cuando el periodista y escritor José de la Colina recibió el Xavier Villaurrutia por su libro de ensayos De libertades fantasmas o de la literatura como juego, la poeta y novelista Myriam Moscona dijo que el autor que da nombre a uno de los premios más prestigiosos del panorama literario mexicano “se pondría de pie para abrazarlo”.

No sólo Villaurrutia. A cualquier persona que estuviera cerca de este adolescente que acaba de cumplir rotundos y vitales 80 años le costaría mucho esfuerzo refrenar el impulso de fundirse en un abrazo con alguien que hace de la vida un canto general de optimismo y fe en las artes.

Dicho todo esto sin exagerar y sobre todo sin alarmar al maestro que, como toda persona inteligente (y él lo es de manera extrema, es decir, en silencio, sin alardear) huye sin remedio de cualquier halago, de toda floritura dedicada a su persona.

Hay un departamento modesto en Coyoacán. Se requiere subir cuatro pisos por escalera para arribar a la puerta. Desde adentro salen voces en italiano. Alguien mira Bocaccio, el filme de Mario Monicelli de los ’70, con una Sophia Loren impresionantemente bella, casi inhumana en su esplendor.

Estamos a la puerta del hogar de José de la Colina, nacido en Santander, España, en 1934, aunque la pinta de mexicano contumaz lo delata como un casi natural de estas tierras a las que ha dedicado todo su esfuerzo intelectual que se dice fácil, pero no lo es.

¿Por qué me hablas del cine italiano si a mí el que me gusta es el norteamericano?, es una forma poco ortodoxa de iniciar una entrevista que transcurrirá de cabo a rabo por la ruta de la ironía y la provocación.

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Un hombre que de tan joven lucha a brazo partido con un cáncer que le quita gran parte del magro sueldo que recibe por escribir aquí y acullá, que a lo largo de una existencia en que concibió la literatura y el cine como juegos a los que valía la pena entregarse en cuerpo y alma no se hizo dueño de una casa ni de un perro ni de una abultada cuenta en un banco.

No se queja. Lo suyo es el humor. Son las películas antiguas y la coquetería. “No creas que sólo me gustan las estrellas del ayer. Mi musa de hoy es Cate Blanchett”, dice con voz fuerte y clara.

Lo suyo también es el sarcasmo: ¿Por qué me preguntas por mi editor en Textofilia? ¿No ves que lo tengo al lado, cómo hago para hablarte mal de él?, pregunta con una retórica irrefutable.

Su editor en la editorial independiente Textofilia es el jovencísimo e inquieto Alfredo Núñez Lanz, el impulsor de Un arte de fantasmas, una recopilación de artículos sobre las estrellas de Hollywood del pasado, entre James Dean y Humphrey Bogart.

“No habrá ningún Humphrey Bogart”, es decir, no habrá otro como aquel, asegura “Pepe” de la Colina, quien para hablar del cine del ayer echa mano de un humor que ensalza la nostalgia y en 16 ensayos va trazando su íntima relación con las películas que atrajeron su atención en la juventud.

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“¿Por qué me hablas del cine italiano si lo que me interesa es el norteamericano?”. Foto: Antonio Cruz, SinEmbargo

Figuras como Fred Astaire, Charles Chaplin, Marilyn Monroe, cineastas emblemáticos como Alfred Hitchcock y John Huston recobran vida en su prosa justamente aclamada como una de las mejores de su generación.

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Es ensayista, narrador y periodista de cultura. Ha sido miembro del consejo de redacción de las revistas Nuevo Cine, Plural, Revista Mexicana de Literatura y Vuelta.

Fue director durante 20 años de El Semanario Cultural de Novedades. Por su labor como periodista y escritor ha sido acreedor al Premio Nacional de Periodismo Cultural (1984) y el Premio Mazatlán de Literatura (2002).

En el 2005 recibió un Homenaje Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez, en el marco de la FIL de Guadalajara. Es autor, entre otros libros, de Cuentos para vencer a la muerte (1955), Ven, caballo gris (1959), La lucha con la pantera (1962), Miradas al cine (1972), La tumba india (1984), Viajes narrados (1992), Tren de historias (1998), Álbum de Lilith (2000), Muertes ejemplares (2004), Traer a cuento. Narrativa (1959-2003) (2004), Personerío (2005) y Portarrelatos (2007).

– Además del Premio Xavier Villaurrutia me quieren celebrar los 80 años. Yo digo que no, que la gente me va a detestar con tantos homenajes y premios. Van a decir, a este señor no lo aguantamos.

– Ayer estuve en la casa de Arturo Rivera, un pintor al que le hacen pocos homenajes, fíjese…

– Bueno, le regalo el mío. Él es un pintor interesante, hace un realismo muy curioso, porque es realista pero también tiene mucha imaginación en cuanto a los temas que trata. Me gusta Arturo Rivera.

– Dentro de 20 años, ¿alguien hará el libro Un arte de fantasmas 2, dedicado por ejemplo a Brad Pitt y a las estrellas del hoy?

– No lo sé, el mío corresponde a mis mitos y soy una persona que ya tiene 80 años. Eso no quiere decir que no me gusten actores  más contemporáneos. Mi último amor es Cate Blanchett, por ejemplo, un amor permitido por mi esposa. Lo que pasa también es que este nuevo libro es el resumen de algunos artículos que escribí. Es parte de mi trabajo. Yo sólo vivo de lo que escribo. Aprovecho entonces para escribir de lo que me interesa y me gusta, que es una libertad que he podido conquistar a lo largo del tiempo. Hacer periodismo, sí, pero escribiendo sobre lo que me gusta y poniéndole tanto cuidado como a mi obra literaria sublime, ya en los cielos.

– (risas) ¿Cómo se hace para ganar esa libertad y al mismo tiempo sobrevivir económicamente?

– Gano unos 35 mil pesos al mes, de los cuales saco 12 mil para el tratamiento del cáncer. Pago 24 mil pesos al año al sanatorio. Tomo una pastilla al día para que el cáncer no se extienda…no sé cómo se llama eso…

– Metástasis…

– Sí, casi digo metáfora. ¡Me va a dar una metáfora! Ay, qué siniestra va a salir esta entrevista.

– Bueno, al menos tiene un departamento propio, aunque haya que subir tantas escaleras para poder llegar…

– ¡No! Esta casa es de mi esposa, el día en que se enoje conmigo quedo en la calle, así que a lo mejor voy a la tuya.

– Claro, encantada. ¿Tiene hijos?

– Sí, tengo uno de una relación anterior y el maldito me acaba de “bisabuelizar”…mira cómo se ríe este canalla [señala a su editor, Alfredo Núñez].

Cuando recibió en Bellas Artes el Premio Xavier Villaurrutia. Foto: CONACULTA
Cuando recibió en Bellas Artes el Premio Xavier Villaurrutia. Foto: CONACULTA

– ¿Y se siente bien con este libro Arte de fantasmas, que trae todos sus mitos?

– ¡No están todos mis mitos! Entre otras cosas porque me dijiste, Núñez, que tenía que ser un número determinado de páginas, así que tuve que sacar unas cuantas cosas. Hubiera escrito algo sobre John Ford, por ejemplo, que es para mí el mejor cineasta que han parido o hubiera puesto a uno de mis amores, Anouk Aimée o a Ginger Rogers…en fin. Es un libro nostálgico porque a mis 80 años recién cumplidos (el 29 de marzo) soy nostálgico.

– Cuando llegué estaba viendo Boccaccio…¿vio La gran belleza, la nueva joya del cine italiano?

– No, tienen que recomendarme mucho una película para que yo vaya al cine. Te digo que lo último que vi no es tan reciente. Lincoln, por ejemplo. Por primera vez me entusiasmó una película de Steven Spielberg. Amour, que empecé a verla con mucho miedo porque el tema es terrible, pero me gustó…

– Le recomiendo La gran belleza

– ¿Por qué quieres ir al cine italiano? He crecido con el cine norteamericano, que es para mí el gran cine. La última gran película para mí es Blade Runner, que según yo trata de la muerte de Dios. Está muy dispersa esta entrevista…me gusta

– ¿Y cómo ve la anunciada parte 2?

– Bueno, me gusta mucho Ridley Scott. Sé que es desparejo porque tiene que trabajar en la maquinaria de Hollywood. Me interesa mucho David Lynch, que está haciendo cualquier locura. A nadie le gustó Imperio,  pero a mí sí. David Lynch es para mí el nuevo Luis Buñuel del cine estadounidense, aunque está tomando el camino inverso. Buñuel terminó trabajando y muy bien del cine comercial, pero Lynch se aparta cada vez más de él. Nadie le va a pagar una película a este hombre que está realmente explorando la selva de un cine desconocido. ¡Qué frase acabo de decir! Para ponerla en mármol.

– Bueno, pero en el arte contemporáneo nadie está dispuesto a pagar la experimentación, en general se va a lo seguro…

– Mira, creo que sobre eso hay una serie de mitos…es verdad que están los grandes exploradores de la literatura, que terminan haciendo obras ilegibles y en el caos total. James Joyce, por ejemplo. Nadie ha leído, ni sabe de qué trata ni le importa Finnegans Wake, llegaron hasta el Ulises. Hay autores como Jorge Luis Borges, que siempre escribieron igual no obstante siempre fueron buenos e interesantes. Eso de experimentar por experimentar o que hay autores que son interesantes sólo si son avant garde cada vez me importa menos. Me parece que no va por ahí la cosa. Hay la cuenta larga y la cuenta corta en la literatura. Me parece que hay señores que avanzan sin parecer que avancen formalmente y con ello están cambiando la literatura. Borges fue uno. En México, Juan José Arreola, que no tiene nada de experimental ni de vanguardia. Eso tendría que explicarlo más ampliamente, aunque sé que por eso me llaman conservador. ¿Y qué?

– Bueno, hoy los jóvenes recuperan a autores como Francisco Tario, por ejemplo…

– Un autor que no es nada renovador, pero sin duda es uno de los más inquietantes que ha dado la literatura mexicana. En qué honduras nos estamos metiendo. Cada vez creo más que la noción de progreso que hay para la economía no cuenta en el arte. Pablo Picasso no es mejor que Diego Velázquez. Es diferente, nada más. No creo que Igor Stravinsky sea mejor que Wolfgang Amadeus Mozart y también creo que superar a Mozart es superar a Dios. El arte tiene tiempo, pero no progreso.

"Emmanuel Carballo era un hombre querible pero malévolo". Foto: Antonio Cruz, SinEmbargo
«Emmanuel Carballo era un hombre querible pero malévolo». Foto: Antonio Cruz, SinEmbargo

– Eso que decía Julio Cortázar en “El perseguidor”: – Esto lo estoy tocando mañana…

– Acabas de mencionar el mejor relato de Cortázar, que además habla de jazz, uno de mis géneros favoritos. Hacia el rock no avanzo. Me quedé en Los Beatles. Picasso lo descubrió muy bien cuando hizo “Les Demoiselles d’Avignon”, caray, hasta pongo gestos de exquisito cuando te hablo de esto, él volvió con ese cuadro al arte primitivo y cuando encontró el arte primitivo, encontró la gran novedad. Lo que me parece es que una obra de arte no es como un automóvil. ¿Quién es mejor que Leonardo Da Vinci?

– Claro…¿quién es mejor que Thelonious Monk?

– Bueno, yo diría que Miles Davis (risas).

UN ESCRITOR MEXICANO

Cuando José de la Colina recibió el Premio Xavier Villaurrutia se mostró muy agradecido. “A pesar de que fui embotellado de origen en España, soy un autor mexicano”, dijo.
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"El Villaurrutia me convirtió en un autor mexicano", dijo. Foto: CONACULTA
«El Villaurrutia me convirtió en un autor mexicano», dijo. Foto: CONACULTA

–¿Qué le provocó la muerte de Gabriel García Márquez?

–Bueno, lo quise mucho, aunque me aparté de él por su postura política, que considero inclasificable, aunque se justifica por la amistad que tenía con Fidel Castro. Cuando se publicó Los funerales de la mamá grande, eso se debió en parte a Elena Poniatowska y a mí. Salió en la colección “Ficción” de la Universidad Veracruzana, gracias a que Elena le llevó el libro a Sergio Galindo, el director, quien nos daba a leer los nuevos libros a aquellos que ya habíamos publicado en su colección. Y lo que dije es que saliera tal como lo había mandado, porque se trataba de un gran cuentista. Nunca le dije Gabo, como le dicen todos ahora que se murió y para mí lo mejor son sus cuentos. A mí no me convence Cien años de soledad, que me parece un libro de cuentos cosidos, donde algunos son buenos y otros no tanto.

–¿Y qué me puede decir de Emmanuel Carballo?

–Es un hombre al que le debo mucho. También algunos pleitos que tuvimos. Fue muy importante en mi vida profesional, porque fue él el que me llamó junto a García Ponce, Juan Vicente Melo y otros a escribir a la revista de la universidad que entonces dirigía. En el número 6 de la Revista Mexicana de Literatura que Carballo hacía con Carlos Fuentes me inauguré prácticamente como cuentista. Le debo mucho, pero era malévolo. Un tipo querible, pero malévolo. A menudo me decía: – Qué buen traductor eres…pero de mi obra literaria nunca decía nada.

–¿Y Elena Poniatowska?

–Tiene un gran libro, que es Hasta no verte Jesús mío, pero no participo de esta especie de adoración que se ha desencadenado a su alrededor. Creo que ha seguido una línea populista que no da buenos resultados literarios. Igual, me parece bien que le den el Premio Cervantes, que se lo den a todos, pues es importante en un mundo donde se está matando a los libros…

"La casa donde vivo es de mi mujer. El día en que se enoje me quedo en la calle". Foto: Antonio Cruz, SinEmbargo
«La casa donde vivo es de mi mujer. El día en que se enoje me quedo en la calle». Foto: Antonio Cruz, SinEmbargo

–¿Usted está contento con el Premio Xavier Villaurrutia?

–Para mí que soy apátrida, ateo y ácrata, recibir un premio semejante me hace autor mexicano, así que estoy contento, sí.

–Además, Villaurrutia es el poeta nacional, no Paz…

–Me dejaste en shock con lo que me dijiste. A mí se me recordará como uno de los incondicionales de Octavio Paz, porque nunca olvidaré como se lo ha odiado. Le hicieron lo mismo que hacían los nazis, quemar sus libros…no creo que Villaurrutia sea mejor, en todo caso son iguales. Pero estoy con Octavio Paz y con su fantasma, porque ha sido un hombre muy odiado por gente que ahora lo reivindica. Te pongo el caso de la revista Nexos, que está llegando a las mismas conclusiones por las que combatían a Octavio. Y me parece que deberían decirlo, reconocerlo. Paz era un demócrata de formación marxista, una ideología de la que se apartó cuando se dio cuenta de que la Unión Soviética era otro campo de concentración. Octavio fue el que dijo “nadie ha matado a más marxistas que Stalin”. Por eso soy ácrata, aunque respeto los semáforos y pago los impuestos.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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